Más
allá de la urgencia de superar la grave crisis humanitaria, que diezma nuestra
población a causa de la escasez y carestía de los alimentos, se requiere de una
solución permanente para resolver definitivamente el tema de la oferta de
alimentos y de la nutrición en nuestro país. Para ello, es fundamental
establecer una Política de Estado que involucre a todos los poderes públicos,
al sector privado y a la academia, con la finalidad de crear una estructura
institucional que perdure y no esté sujeta a la posible improvisación del gobierno
de turno.
El
diseño de una Política de Estado para el pleno abastecimiento de alimentos debe
dar prioridad a la producción nacional, tomando en consideración nuestras condiciones
agrológicas y las limitaciones coyunturales que pueda afectar la producción. Es
fundamental que la producción se efectúe en armonía con el medio ambiente donde
se desarrolle. El desarrollo sustentable debe ser factor principal de la nueva
política de oferta de alimentos a nuestra población.
Un
factor esencial de esta política es el marco legal que garantice seguridad
jurídica a los productores, como el derecho a la propiedad y la libertad económica
establecida en nuestra constitución. El marco legal debe también, como
principio fundamental de la seguridad alimentaria, garantizar a nuestra
población el derecho a disponer de una oferta de alimentos en excelentes
condiciones sanitarias y nutricionales de forma suficiente y oportuna.
Es necesaria la
organización institucional pública del sector, mediante la creación de un
organismo rector de la producción y el abastecimiento. De esta manera, se
resolverá la duplicidad de funciones y la actividad pública en labores
inherentes a la actividad privada. El ente rector dentro del marco de la
política de descentralización, coordinará con los gobiernos regionales y
municipales, la transferencia de recursos y la aplicación de políticas públicas
tendientes al desarrollo de la producción de alimentos en cada una de las
regiones.
La distribución y la comercialización de los alimentos,
dentro de la nueva normativa legal, deben estar sujetas a la actividad de la
oferta y la demanda. Su regulación será para evitar monopolios, oligopolios y
la preservación de las condiciones sanitarias y nutricionales. Deberá existir
una relación armónica entre la producción nacional y las importaciones, tanto
de materia prima como de productos manufacturados. Esta relación deberá ser
articulada mediante una comisión tripartita, conformada por el sector agrícola,
la agroindustria y el sector comercio. El gobierno nacional solo actuaría como
mediador de esta comisión.
Un factor primordial de la
nueva política de producción de alimentos, será el respeto al derecho del
productor a tener rentabilidad de lo que produce. La rentabilidad aumenta la
propensión a invertir en tecnología, para mejorar la productividad. Si tenemos
rentabilidad en la producción, aumenta la oferta y estimula la competencia. A
mayor oferta, mejores precios en todo el circuito de comercialización y por
supuesto, para el consumidor.
Cuando una actividad
económica es rentable, se convierte en una inversión atractiva para el sector
financiero. Si la producción de alimentos mejora mediante el uso de tecnología
de punta y la utilización de insumos y maquinarias a tiempo, no existirá
dificultad para que la actividad aseguradora pueda ampliar su cobertura hacia
este sector.
El sector financiero
público debe ser transformado para convertir el Fondo de Desarrollo Agrícola
Socialista (Fondas) en un una institución financiera de segundo nivel. Esta
institución dará apoyo a la banca privada, a la banca pública y a los fondos
regionales, en el otorgamiento de créditos a largo plazo para financiar la
infraestructura de la producción de alimentos. El Banco Agrícola de Venezuela
dará prioridad en sus líneas de financiamiento a los agrotécnicos y productores
que estén imposibilitados para ser sujetos de la banca comercial.
Existen muchos proyectos
para resolver el déficit de la oferta de alimentos, pero consideramos que
debemos coincidir que sin un compromiso, de parte de los poderes públicos
nacionales para asumir la oferta de alimentos como Política de Estado,
quedaremos a merced del libre albedrio del gobierno de turno. Es por ello, que
tiene que existir la normativa legal y los lineamientos de políticas públicas,
para la solución definitiva de este problema tan importante para la
supervivencia de nuestra población.
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