martes, 14 de febrero de 2017

2016 otro año donde solo creció el hambre y la miseria

En nuestro  país el pasado año sólo aumentó el hambre y la miseria. Desafortunadamente fue un año marcado por una crisis humanitaria terrible. Una crisis humanitaria desatada fundamentalmente por la escasez y la carestía de los alimentos. Una crisis humanitaria donde nuestra gente se muere de mengua, por la falta de medicinas e insumos para los hospitales, ante la indolencia de un sector oficial inepto y corrupto, desprovisto de toda sensibilidad humana.

Esta crisis comenzó a generarse a partir del año 2000, cuando se inicia un proceso sistemático de destrucción del aparato productivo privado, teniendo como guía el Primer Plan de Desarrollo Económico y social de la Nación 2001-2007. Este plan sirvió de antesala al lanzamiento del Socialismo del Siglo XXI. Dentro del marco de este disparate ideológico, en el año 2012, Chávez presenta su programa de gobierno denominado Segundo Plan de Desarrollo Económico y social de la Nación 2013-2019 denominado Plan de la Patria, asumido luego por maduro, como su línea de gobierno.

Esta megalomanía delirante nos ha costado al circuito agroalimentario, la intervención y destrucción de alrededor de cuatro millones de hectáreas, donde estaban asentadas miles de unidades de producción, agrícolas, pecuarias y forestales. La paralización y pérdida de miles de embarcaciones de pesca artesanal e industrial. La toma por parte del gobierno de centenares de empresas agroindustriales hoy semiparalizadas, de cadenas de comercialización de alimentos convertidas en repartidoras de bolsas de alimentos. Y la destrucción del agrocomercio, fabricante y distribuidor de agroquímicos fundamentales para el desarrollo productivo de nuestra agricultura.

La destrucción del sector privado, está causando la escasez de más de un 90% en los productos regulados y un aumento de los precios que creció entre 500% y 700%, de acuerdo al producto de consumo comprado. Esta crisis que el régimen se niega a reconocer, está matando de hambre a nuestra población. La realidad es que el 90% de la población está imposibilitada de consumir alimentos tres veces al día y que alrededor de  dos millones de compatriotas, están comiendo desechos de alimentos que consiguen en los mercados y en los alrededores de las ventas de comida.



Estamos en presencia de niveles de desnutrición nunca sentidos por la mayoría de nuestra población, sobre todo en nuestra población infantil menor de cinco años. Una investigación de la Fundación Cáritas, indica que 580 mil niños presentan un crecimiento anormal a causa de una ingesta irregular de alimentos. El estudio también señala que, alrededor de 320 mil niños están sufriendo de desnutrición aguda, con daños irreversibles en su formación y peligro de muerte por inanición o a causa de una menor resistencia a las enfermedades.

En realidad el régimen chavista nos ha robado nuestra calidad de vida y ahora pretende robarnos nuestros derechos civiles, negándonos el derecho al voto. Los venezolanos tenemos derecho a un gobierno con sensibilidad social, que asuma la producción y la disponibilidad de alimentos para toda la población, como una Política de Estado.

Nos merecemos un Estado que sea capaz de aplicar políticas públicas, que incentiven el crecimiento de la producción y que establezca normas legales eficientes, para restablecer la seguridad jurídica necesaria para garantizar la inversión privada.

En Un Nuevo Tiempo estamos comprometidos a dar una lucha frontal contra el hambre. Para lograr este compromiso hemos diseñado el Plan Agroalimentario para el pleno Abastecimiento (Plan PAPA). Estamos planteando garantizar la seguridad jurídica para todos los circuitos agroalimentarios, la racionalización del crédito interno y el apoyo de los organismos financieros internacionales, para poder disponer de la tecnología y de la infraestructura necesaria para aumentar la producción de alimentos y mejorar el nivel de vida en el campo. Con el consenso a nivel político y el apoyo de los circuitos agroalimentario podemos lograr, el abastecimiento de alimentos con un 80% de producción nacional y unos niveles de exportación que equilibre nuestra balanza comercial agrícola.   
  


  

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