En
nuestro país el pasado año sólo aumentó
el hambre y la miseria. Desafortunadamente fue un año marcado por una crisis humanitaria
terrible. Una crisis humanitaria desatada fundamentalmente por la escasez y la
carestía de los alimentos. Una crisis humanitaria donde nuestra gente se muere
de mengua, por la falta de medicinas e insumos para los hospitales, ante la
indolencia de un sector oficial inepto y corrupto, desprovisto de toda
sensibilidad humana.
Esta
crisis comenzó a generarse a partir del año 2000, cuando se inicia un proceso
sistemático de destrucción del aparato productivo privado, teniendo como guía el
Primer Plan de Desarrollo Económico y social de la Nación 2001-2007. Este plan
sirvió de antesala al lanzamiento del Socialismo del Siglo XXI. Dentro del
marco de este disparate ideológico, en el año 2012, Chávez presenta su programa
de gobierno denominado Segundo Plan de Desarrollo Económico y social de la
Nación 2013-2019 denominado Plan de la Patria, asumido luego por maduro, como
su línea de gobierno.
Esta
megalomanía delirante nos ha costado al circuito agroalimentario, la
intervención y destrucción de alrededor de cuatro millones de hectáreas, donde
estaban asentadas miles de unidades de producción, agrícolas, pecuarias y
forestales. La paralización y pérdida de miles de embarcaciones de pesca
artesanal e industrial. La toma por parte del gobierno de centenares de
empresas agroindustriales hoy semiparalizadas, de cadenas de comercialización
de alimentos convertidas en repartidoras de bolsas de alimentos. Y la
destrucción del agrocomercio, fabricante y distribuidor de agroquímicos
fundamentales para el desarrollo productivo de nuestra agricultura.
La
destrucción del sector privado, está causando la escasez de más de un 90% en
los productos regulados y un aumento de los precios que creció entre 500% y
700%, de acuerdo al producto de consumo comprado. Esta crisis que el régimen se
niega a reconocer, está matando de hambre a nuestra población. La realidad es
que el 90% de la población está imposibilitada de consumir alimentos tres veces
al día y que alrededor de dos millones
de compatriotas, están comiendo desechos de alimentos que consiguen en los
mercados y en los alrededores de las ventas de comida.
Estamos
en presencia de niveles de desnutrición nunca sentidos por la mayoría de
nuestra población, sobre todo en nuestra población infantil menor de cinco
años. Una investigación de la Fundación Cáritas, indica que 580 mil niños presentan
un crecimiento anormal a causa de una ingesta irregular de alimentos. El estudio también señala que, alrededor de 320 mil niños están
sufriendo de desnutrición aguda, con daños irreversibles en su formación y
peligro de muerte por inanición o a causa de una menor resistencia a las
enfermedades.
En
realidad el régimen chavista nos ha robado nuestra calidad de vida y ahora
pretende robarnos nuestros derechos civiles, negándonos el derecho al voto. Los
venezolanos tenemos derecho a un gobierno con sensibilidad social, que asuma la
producción y la disponibilidad de alimentos para toda la población, como una
Política de Estado.
Nos
merecemos un Estado que sea capaz de aplicar políticas públicas, que incentiven
el crecimiento de la producción y que establezca normas legales eficientes, para
restablecer la seguridad jurídica necesaria para garantizar la inversión
privada.
En
Un Nuevo Tiempo estamos comprometidos a dar una lucha frontal contra el hambre.
Para lograr este compromiso hemos diseñado el Plan Agroalimentario para el
pleno Abastecimiento (Plan PAPA). Estamos planteando garantizar la seguridad
jurídica para todos los circuitos agroalimentarios, la racionalización del
crédito interno y el apoyo de los organismos financieros internacionales, para
poder disponer de la tecnología y de la infraestructura necesaria para aumentar
la producción de alimentos y mejorar el nivel de vida en el campo. Con el consenso
a nivel político y el apoyo de los circuitos agroalimentario podemos lograr, el
abastecimiento de alimentos con un 80% de producción nacional y unos niveles de
exportación que equilibre nuestra balanza comercial agrícola.