La
caída en la producción de alimentos para este año supera la de 2015 y la renta
petrolera es insuficiente, por lo tanto la escasez y la carestía ya han llegado
a situaciones jamás padecidas en nuestro país. ¿Pero qué hace el gobierno?
Nada, insólitamente ¡nada! El responsable de la crisis no hace nada por
solucionarla.
Mientras
nuestro país se muere de mengua, el responsable de la crisis solo se preocupa
por mantenerse tercamente en el poder, culpando a otros de su estruendoso
fracaso e incapaz de corregir su fracasado modelo. Hace todo lo contrario,
profundiza la aplicación de controles al sector privado, le niega los insumos a
los productores y la materia prima a la agroindustria, lo único que siembra es
cizaña, lo único que fomenta es el caos y lo único que produce es carestía,
escasez, represión y corrupción.
Día
tras día sufrimos y sentimos el padecimiento de nuestra población asediada por
la crisis humanitaria, desatada por la escasez de alimentos y medicinas, por
solo mencionar dos de los graves problemas que dibujan la crisis de nuestro
país.
Ya
es inútil señalar cifras de escasez y de inflación a una población que siente
en carne propia la falta y la carestía de los alimentos que le está impidiendo
a la inmensa mayoría, hacer tres comidas al día y de obtener los otros bienes y
servicios esenciales para mantener una vida digna.
Este
régimen poseído de una irracional ideología y de una voraz corrupción, se propuso
acabar con el sector productivo privado, principalmente con el circuito de la
producción de alimentos. Como el gobierno disponía de una elevada renta
petrolera para importar, la escasez no se sintió en la población. El gobierno
pudo ocultar de esta manera, la imposibilidad del sector productivo de ofertar
los alimentos, que históricamente venia aportando por lo menos en un 70% de
nuestro consumo.
Ante
la inminente caída de la producción interna y la falta de divisas para importar,
el hambre no espera, la población no aguanta y clama por ayuda humanitaria, no
podemos esperar el inicio del próximo ciclo de producción para tener comida,
por lo tanto ante tan grave situación emplazamos al gobierno, que en beneficio
de la población acepte la ayuda humanitaria ofrecida por la Iglesia y la Unión
Europea. Existen dos formalidades de ayuda, la de las donaciones de alimentos y
las facilidades para acceder a líneas de financiamiento necesarias para la
producción interna.
La
ayuda humanitaria prometida como donaciones de alimentos por países amigos y la
Iglesia Católica, debe ser dirigida a los sectores más vulnerables de la
población, distribuida con la ayuda de la Iglesia y organizaciones
internacionales especializadas, en el espacio físico de los centros educativos
de las zonas populares, con la participación del magisterio y de la comunidad
organizada y sin ningún tipo de sesgo político.
El
otro tipo de ayuda al que nos referimos, se trata de buenos oficios de parte de
grupos de naciones que nos ayuden para la obtención de financiamientos
dirigidos, a la compra de bienes necesarios para la urgente producción de
alimentos y para la mediata producción de materia prima y alimentos de consumo
directo, en ese sentido el gobierno español ha ofrecido sus canales
diplomáticos para plantear, al Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión
Europea, para que la Unión financie un programa de ayuda humanitaria para
Venezuela.
El gobierno no debe impedir la ayuda
humanitaria ofrecida. El gobierno debe aceptar la donación de alimentos y
plantear el financiamiento internacional, para solventar la deuda con los
proveedores internacionales de insumos y materia prima y poder cumplir con el
convenio cambiario, que nos mantiene en mora con el pago de la deuda comercial
con los proveedores internacionales. Con la mediación de la Unión Europea se
podría solventar esta situación.
Para materializar este
financiamiento, el gobierno debe suscribir un convenio cambiario dentro del
marco de la Unión Europea y con otras organizaciones regionales que quieran
ayudar, para garantizar que el gobierno si va a cumplir con el sector privado,
ya que la obligación de los empresario no podrá cancelarse mientras exista el
control de cambio.
La deuda adquirida por el sector
privado en moneda extranjera será invertida inicialmente, para solventar la
deuda vencida con los proveedores y poder utilizar las líneas de crédito para
normalizar el flujo de materia prima y de insumos. Esta operación permitirá el
arranque de la producción de alimentos manufacturados.
La apertura del crédito internacional
permitirá también, la compra de insumos, repuestos y maquinarias, necesarias
para evitar que se pierda el próximo ciclo agrícola y atender las necesidades
del sector ganadero y del sector pesquero.
El gobierno debe dejar su actitud arrogante, dejar de mirar hacia otro lado mientras la población se está muriendo de hambre y de mengua a falta de alimentos y medicinas. El gobierno debe enfrentar la grave crisis humanitaria que padecemos, reconocer su fracaso y sentarse a dialogar con los países y las organizaciones internacionales que nos está ofreciendo su ayuda.
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