Desde Un Nuevo Tiempo,
hemos propuesto políticas públicas destinadas a sacar a nuestro país de la
pobreza, del hambre y de la desnutrición. Propuestas a corto, mediano y a largo
plazo que de haber sido aplicadas, no estaríamos inmersos en esta crisis
humanitaria que padecemos la inmensa mayoría de nuestra población.
Existen sectores de
nuestra población en situación de mendicidad, para aliviar el sufrimiento de
estos compatriotas, es urgente que el gobierno permita la ayuda humanitaria, prometida
desde el exterior por varias instituciones públicas y privadas. Esta ayuda
humanitaria debe ser distribuida por organizaciones civiles y religiosas, como
la Cruz Roja Internacional y la Iglesia Católica, con el fin de evitar que se
haga proselitismo político con esta labor social.
Hemos señalado también,
que existen alrededor de quince millones de personas de nuestra población, que
están imposibilitados de adquirir los alimentos necesarios para llevar una vida
normal. Por lo tanto hemos propuesto una solución viable para dar respuesta a
esta situación: La reactivación del aparato productivo nacional, de esta manera
se podrá generar la producción suficiente y oportuna, que permita estabilizar
los precios y abatir la escasez.
En ese sentido
proponemos que el gobierno, así como ha venido honrando el pago de la deuda
pública externa, haga lo propio con el pago de la deuda privada comercial. Esta
deuda fue contraída con los exportadores de materia prima, de insumos y de
maquinarias por el sector agroindustrial nacional y el agrocomercio, mediante
un convenio cambiario, donde el gobierno se comprometió a otorgar los dólares, para
importar los bienes necesarios en la elaboración y la producción de alimentos y
medicinas.
Esta medida es
fundamental para el abastecimiento de alimentos a nuestra población, ya que permitiría, a corto plazo, el flujo de
materia prima y de insumos para la fabricación de alimentos, así como la
entrada de insumos maquinarias y repuestos, para que se active el sector
agrícola y podamos iniciar la sustitución de las importaciones por materia
prima nacional.
Si el gobierno permite
al sector privado, honrar la deuda con los proveedores internacionales, se
facilitaría la apertura del crédito internacional para la adquisición de
materia prima, de insumos, de repuestos y de maquinarias, para el sector
agrícola y el agroindustrial.
La inmensa mayoría de
nuestra población está en la calle manifestando, para exigir un cambio político, alcanzar el bienestar social y el cambio económico que garantice empleo y abastecimiento, pero sobre todo para
solucionar la crisis alimentaria.
Como el cambio político
está planteado a corto plazo, desde Un Nuevo Tiempo proponemos un Plan
Agroalimentario para el Pleno Abastecimiento. Este plan denominado por su
siglas como el plan PAPA, está fundamentado en cuatro propuestas: Garantizar la
seguridad jurídica a los productores de alimentos y a los consumidores;
aumentar la producción y la productividad de alimentos, priorizando la
producción nacional; la racionalización del crédito de la banca pública y de la
banca privada y el uso del crédito internacional para la recuperación de la
producción nacional de alimentos.
Para garantizar la
seguridad jurídica hemos presentado a la Asamblea Nacional, la Reforma de la Ley de Tierra y Desarrollo Agrario y estamos trabajando en la elaboración de las reformas de las
leyes de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria y la de
Pesca y Acuicultura. Con la reforma de estas leyes iniciaremos el proceso para crear
las bases legales, para dar confianza a los productores de alimentos, garantizandoles su derecho a producir, sin intervenciones sobrevenidas por
parte del Estado.
El abastecimiento y la
estabilidad de los precios, depende de una producción acorde con la demanda. En
ese sentido, es fundamental el aumento de la productividad, mediante el
estímulo por parte del Estado a los sectores productivos, para el logro de
tecnología de punta; sistemas modernos de mecanización y de riego;
investigación de avanzada y suministro suficiente y oportuno de insumos al
momento de los ciclos de producción.
La producción de
alimentos debe convertirse en un negocio rentable, para que sea una actividad
atractiva para el financiamiento bancario y para la actividad aseguradora, sin
embargo es necesaria la aplicación de políticas públicas, que garanticen la
racionalización del crédito agrícola de la banca privada.
El área financiera
del sector público, debe tener un banco de segundo nivel, para dar apoyo
financiero a la banca pública, a la privada y a los fondos regionales, para que
estos entes puedan otorgar financiamiento a largo plazo, para desarrollar la
infraestructura básica. El Banco agrícola de Venezuela y los fondos estatales y
municipales, deben colocar su cartera priorizando el financiamiento a los
campesinos y a los pequeños productores, con dificultades para ser sujetos de
financiamiento de la banca comercial.
Considerando, que la
modernización del sector productor de alimentos, para ser eficiente requiere de
una gran inversión de recursos financieros que nuestro país no tiene
disponibles, es necesario acudir a las instituciones de financiamiento
internacional, como el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación
Andina de Fomento.
Estos
recursos financieros se requieren para inversiones a largo plazo, con bajos
intereses, dirigidos al sector productivo privado, en las áreas de
infraestructura; de investigación para el desarrollo de las ciencias agrícolas
y del mar, para actualizar conocimientos que se puedan transferir al productor.
Es muy importante también, la inversión hacia las organizaciones gremiales de
los productores, para financiar los planes de modernización del parque de
mecanización y dotarlos de los recursos necesarios para reducir las pérdidas
pos-cosecha.
Se
requieren también estos recursos, para el apoyo de la inversión pública en infraestructura
vial, de riego, drenaje, de saneamiento ambiental, desarrollo pesquero y para el
desarrollo rural para la construcción de viviendas, instalaciones sanitarias,
electrificación y red de comunicaciones.
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