En este espacio de
nuestro boletín hemos seleccionado un interesante trabajo del periodista Victor
salmerón, publicado en el portal Prodavinci. De este trabajo hemos hecho un
resumen, publicando lo referido solamente a los temas de la pobreza y del hambre.
¿Qué
dice la Encovi 2017 sobre la calidad de vida de los venezolanos?
Víctor Salmerón
Prodavinci 21/02/2018
La Encuesta de Condiciones de Vida
(Encovi) elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central
de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar refleja cómo la contracción de la
economía y la inflación se traducen en incremento de la pobreza y deterioro en
variables esenciales como educación, salud, alimentación, seguridad y calidad
del empleo.
El estudio recolectó
datos de 6.168 hogares de distintas regiones del país entre julio y septiembre
de 2017. Para medir la cantidad de hogares en pobreza, de acuerdo al ingreso,
la Encovi contempla que las familias que no obtienen suficiente dinero a través
del salario, bonos, becas y pensiones, para comprar cada mes una canasta de
alimentos básicos que permita a cada integrante ingerir al menos 2.200 calorías
diarias son catalogadas como pobres extremos. Luego, las familias en las que su
ingreso no les permite costear una canasta que añade a los alimentos básicos
servicios esenciales como luz eléctrica y transporte son pobres.
La encuesta determina
que la proporción de los hogares sumergidos en la pobreza aumentó desde 81,8%
en 2016 hasta 87% en 2017. Al mismo tiempo, la magnitud de los que se
encuentran en pobreza extrema se elevó desde 51,5% hasta 61,2%.
María Gabriela Ponce,
sociólogo, quien se desempeña en el Instituto de Investigaciones Económicas y
Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, explica que para determinar
la pobreza extrema se estableció una canasta de cincuenta alimentos, igual a la
que utiliza el Instituto Nacional de Estadística (INE), que para el momento de
la recolección de datos tenía un costo de 686 mil bolívares.
“Esto nos da una
idea del impacto de la inflación. Hoy en día con 686 mil bolívares solo se
puede adquirir un cartón de huevos”, dice María Gabriela Ponce.
Además del
indicador basado en el ingreso, la Encovi realiza una medición multidimensional
soportada en cuántos hogares presentan una o más de las siguientes
características: viviendas inadecuadas, viviendas sin servicios de saneamiento
básico, inasistencia escolar de los niños, hacinamiento crítico y alta
dependencia económica. Con estos elementos se construye la pobreza por
necesidades básicas insatisfechas.
Explica María Gabriela
Ponce: “Combinando medidas de pobreza estructural como la que arroja la
medición de las necesidades básicas insatisfechas y coyunturales, como la que
surge del cálculo por la línea de ingreso, se construye un indicador integrado
que permite saber cuánta de la pobreza es reciente y cuanta es crónica o
difícil de superar. Del total de pobreza, 56% es reciente y 30% crónica. Si se
mantiene el empobrecimiento como hasta ahora, año a año, el peso de la pobreza
reciente será menor, el de la crónica mayor y en consecuencia a los hogares les
costará mucho más salir de la pobreza”.
La Encovi realiza
una tercera medición de la pobreza que se ajusta al método adoptado por la
Cepal, conocido como multifactorial. Este toma en cuenta cinco variables:
condición de la vivienda (piso de tierra, ocupación ilegal, tres o más personas
en un cuarto), servicios (abastecimiento de agua por vía distinta al acueducto,
interrupción del servicio eléctrico), estándar de vida (ingresos per cápita
insuficientes para cubrir necesidades alimentarias), educación (rezago e
inasistencia escolar de los niños), trabajo y protección social (hogares donde
al menos una persona de entre 15 y 65 años de edad está desempleada o donde
ninguna tenga seguro, jubilación o algún sistema de previsión social).
“Este indicador
muestra el tamaño de nuestro empobrecimiento y sus causas. Entre 2015 y 2017
aumentó en 10 puntos porcentuales desde 41,1% hasta 51,1%, lo que quiere decir
que el empeoramiento de la calidad de vida no sólo se relaciona con la pérdida
del poder de compra sino que afecta las dimensiones más estructurales de los
hogares”, afirma María Gabriela Ponce.
Agrega un dato que
evidencia que la situación es más precaria en las ciudades pequeñas y caseríos:
“Hay una profunda desigualdad territorial. En Caracas, donde vive menos del 20%
de la población, la pobreza multidimensional alcanza el 34% de los hogares; en
la zonas menos pobladas donde en conjunto vive alrededor del 25% de la
población, la pobreza más que se duplica y alcanza 74%”.
Luis Pedro España,
sociólogo y quien junto a María Gabriela Ponce realiza el estudio de pobreza,
indica que “está creciendo la pobreza estructural porque no hay una política
social sectorial que distinga las necesidades de los hogares de acuerdo a sus
distintas características y evite las prácticas que llevan a que una familia se
atornille en la pobreza como la reducción del consumo, deserción escolar,
iniciación temprana en el trabajo y liquidación de activos. Estas son las cosas
que hacen que una crisis de ingresos se transforme en un alza de la pobreza
estructural”.
Los programas sociales
que el gobierno engloba bajo el paraguas de Misiones prácticamente han
desaparecido y se limitan a la entrega intermitente de las cajas o bolsas de
comida por parte de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
El número de personas
atendidas por Barrio Adentro (la misión emblemática en el área de salud) cayó
desde 2,6 millones en 2015 a menos de 200 mil en 2017 mientras que 12,6
millones de personas afirma haber recibido alimentos a través de los CLAP.
“La frecuencia de
recepción de las bolsas o cajas CLAP es discrecional. Poco más de la mitad de
los hogares beneficiarios no la reciben periódicamente, porcentaje que aumenta
al 69% en las ciudades pequeñas y caseríos”, añade María Gabriela Ponce.
Marianella Herrera, médico
y profesora de la Universidad Central de Venezuela, resumió los hallazgos en
materia de alimentación:
“El 89,4% dice que el
ingreso familiar es insuficiente para la adquisición de alimentos, 70,8% señala
que desde junio de 2016 ha experimentado alguna situación en la que los
alimentos que tiene no son suficientes y no cuenta con dinero para comprar más,
mientras que 70,1% ha experimentado alguna situación en la que el dinero no
alcanza para comprar comidas saludables y balanceadas”.
Agrega Marianella Herrera
que 79,8% afirma que en los últimos tres meses ha comido menos porque no había
suficiente comida en el hogar y 78,6% porque la escasez le impidió adquirir los
alimentos, mientras que 61,2% se ha acostado con hambre.
“Para determinar
Inseguridad Alimentaria, tres o más respuestas positivas permiten clasificar a
un hogar como inseguro desde el punto de vista alimentario. El resultado es que
el 80% de los hogares presenta inseguridad alimentaria, 8,2 millones de
venezolanos ingieren dos o menos comidas al día. Seis de cada diez venezolanos
han perdido aproximadamente 11 kilos de peso en el último año por hambre”
explica Herrera.
La dieta
tradicional continúa perdiendo calidad y cantidad. Destaca la disminución del
aporte de harina de maíz, y la que se expende en su mayoría es importada, la
cual no está enriquecida como lo exigen las regulaciones nacionales. La dieta
se centra en arroz, maíz, harina de trigo y tubérculos”, añade.
Marino González, médico
y profesor de la Universidad Simón Bolívar
“Venezuela vive un
shock prolongado en lo político, lo económico y lo social. Debemos tomar en
cuenta que los datos de esta Encovi se recogieron cuando la hiperinflación no
había comenzado a mostrarse abiertamente, por lo tanto, la situación en este
momento debe ser peor en todas las áreas”, concluye Marino González.
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